domingo, 15 de mayo de 2011

LOS REINOS VIVIENTES Y SUS CARACTERÍSTICAS

Desde Aristóteles (XVIII)  los seres vivos fueron clasificados en dos grandes reinos las plantas y los animales.
El reino de las plantas abarcan los seres que no poseen movimiento, que tienen cloroplastos y realizan el proceso de fotosíntesis, por tanto son organismos autótrofos ya que producen su propio alimento.

El reino de los animales se les identifica por que pueden moverse, no poseen cloroplastos y no pueden elaborar su propio alimento, por esto se consideran organismos heterótrofos.

Con el desarrollo de la microscopía se hizo necesario incluir otro reino ya que hay organismos que no podían incluirse en los reinos anteriores para ello se creo el reino mónera que incluía las bacterias y las cianobacterias. Pero en la actualidad este reino ha desaparecido según la nueva clasificación de los organismos. 

Luego encontraron unos seres que tienen movimiento y cloroplastos lo que quiere decir que eran plantas - animales por lo que se hizo necesario que incluyeran un nuevo reino el reino protista para  todos los organismos unicelulares.

Por otra parte, cuando se examinó uno de los grupos representativos de las plantas, los hongos se determinó que todos eran parásitos, es decir que no eran autótrofos como las demás plantas, además no poseían cloroplastos.  Estos fueron ubicados en otro reino el reino fungí o hongos.

LAS ARQUEOBACTERIAS Y LAS EUBACTERIAS


El siguiente aparte es tomado de: 
http://voluntad.com.co/zonactiva/images/pdfampliacion/ciencias_naturales/quinto/za_caracteristicas_c505.pdf

Las arqueobacterias y las eubacterias son organismos procariotas; como tal son células que no poseen un núcleo celular definido ni tampoco algunos organelos en su interior. Anteriormente 
se les consideraba bacterias atípicas, es decir, poco comunes. Sin embargo, diversos estudios han permitido demostrar que tienen bastantes diferencias bioquímicas, lo cual ha permitido clasificar las células en tres dominios diferentes: las arqueas, las bacterias y los eucariotas.
Tanto las arqueas como las bacterias poseen similitudes en cuanto a forma y tamaño. No obstante, las arqueas suelen presentar formas muy extrañas; algunas adquieren formas planas o cuadradas, entre otras. Las arqueas han logrado adaptarse a una gran variedad de recursos, como carbohidratos o azúcares, iones metálicos, amoníaco e hidrógeno entre otros.
Se sabe que las arqueobacterias hacen parte de algunos ciclos bioquímicos como el del carbono y el del nitrógeno. También colaboran en los procesos digestivos de los seres humanos, ubicándose en el intestino delgado para facilitar la digestión de algunos alimentos.
Los representantes de las arqueas se reproducen asexualmente por fisión binaria, fragmentación o gemación y, a diferencia de las bacterias y de las eucariotas, las arqueas no forman esporas.
En las primeras clasificaciones las arqueobacterias se consideraban como organismos extremosos, es decir, podían vivir en ambientes con extremas condiciones bioquímicas o ambientales, como por ejemplo en aguas termales, que manejan temperaturas muy altas, o en lagos salados, donde la concentración de minerales puede llegar a ser extremadamente elevada.
En la actualidad no se conoce de casos donde las arqueobacterias hayan sido causantes de enfermedades en el ser humano u otros organismos. En contraste, dentro de las eubacterias se encuentran bacterias que producen enfermedades como la tuberculosis, la lepra, la sífilis, la difteria y el tifus, entre otras.


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